Era el plato fuerte de la jornada. Con su conferencia “La deslealtad de la Corte Suprema” -en alusión al actual desborde legislativo del Máximo Tribunal chileno y la necesaria lealtad entre los poderes del Estado- el Presidente de la Asociación Nacional de Magistrados, Álvaro Flores, abrió esta tarde las XLV Jornadas de Derecho Público que la Universidad de Valparaíso lleva a cabo hoy y mañana en la sede de calle Errázuriz de la capital porteña, en una muestra inédita de la atención que por estos días acapara la actividad regulatoria de ese tribunal y el contrapeso que al impugnar las “Actas” impulsa con creciente brío la ANM desde hace casi un año.
El dirigente dividió su ponencia en dos partes; la priemra dedicada a “la organización de la Magistratura como un atentado a la Independencia de la función Jurisdiccional”, tema que señaló si bien podía resultar familiar para los presentes, estimó necesario revisitar.
“En el Modelo Chileno de organización judicial el juez es un funcionario, imbricado en una carrera, donde ésta y el régimen disciplinario se erigen como las principales amenazas de la independencia judicial. En este antimodelo de organización, señaló el Magistrado Flores -en el concepto del juez español Perfecto Andrés Ibáñez- “el juez está sometido a control superior, concebido como un funcionario en una organización jerárquica, que debe modelar su carácter y sus expectativas de carrera a la voluntad real o presunta del superior, que no pocas veces se percibe como un “comisario” del superior, detentando un poder “delegado”, amenazado por una batería de normas que desde la sola posibilidad de activación hasta la aplicación regular y efectiva son un atentado contra la independencia intraorgánica del juzgador” precisó el Presidente de la ANM.
En la segunda parte de su conferencia inaugural, el también docente, en alusión a la impugnación de las “Acta”, etiqueta con la que desde 2005 el Máximo Tribunal rubrica sus autos acordados, dijo que “es cierto que esta cuestión parece secundaria, de segundo orden y hasta invisible frente a las prioridades que parecen movilizar el prurito de reforma constitucional.
FInalizó señalando que “ante la insuficiencia de mecanismos institucionales que inhiban o repriman la tentación de invadir parcelas competenciales definidas por la Constitución y la desatención de los poderes invadidos, inconscientes y mal preparados para impetrar los pocos arbitrios existentes creemos que es posible apelar a los ideales del Derecho, y dentro de ellos apelar a la lealtad de quienes detentan el ejercicio de los poderes públicos, de la mano de aquella hermosa expresión de la Constitución francesa de 1795…” explicando el sentido de la expresión con que tituló su conferencia: “La deslealtad de la Corte Suprema”.